Armada de México, 200 años
Versión estenográfica. Armada de México, 200 años
Acto encabezado por el presidente Andrés Manuel López Obrador desde Veracruz, Veracruz
Armada de México, 200 años Autor Presidencia de la República Fecha de publicación 04 de octubre de 2021
MODERADOR: Damos inicio a esta ceremonia conmemorativa de los 200 años de la Armada de México en este recinto de San Juan de Ulúa y que preside el licenciado Andrés Manuel López Obrador, presidente de los Estados Unidos Mexicanos y comandante supremo de las Fuerzas Armadas.
Lo acompañan en el presídium:
Almirante José Rafael Ojeda Durán, secretario de Marina y alto mando de la Armada de México.
Doctora Beatriz Gutiérrez Mueller, esposa del señor presidente.
Ingeniero Cuitláhuac García Jiménez, gobernador del estado de Veracruz.
General Luis Cresencio Sandoval González, secretario de la Defensa Nacional.
Senadora Olga Sánchez Cordero, presidenta de la Mesa Directiva de la Cámara de Senadores del Honorable Congreso de la Unión.
Diputado Sergio Carlos Gutiérrez Luna, presidente de la Cámara de Diputados del Honorable Congreso de la Unión.
Canciller Marcelo Ebrard Casaubon, secretario de Relaciones Exteriores.
Maestro Adán Augusto López, secretario de Gobernación.
Licenciada Alejandra Frausto Guerrero, secretaria de Cultura.
Licenciada Rosa Icela Rodríguez Velázquez, secretaria de Seguridad y Protección Ciudadana.
Licenciada Delfina Gómez Álvarez, secretaria de Educación Pública de México.
Ingeniero Jorge Arganis Díaz Leal, secretario de Comunicaciones y Transportes.
Doctor Víctor Manuel Villalobos Arámbula, secretario de Agricultura, Desarrollo Rural del Gobierno de México.
Maestra Luisa María Alcalde Luján, secretaria del Trabajo y Previsión Social.
Maestro Zoé Robledo Aburto, presidente de la Comisión Presidencial de Hechos, Procesos y Personajes Históricos de México.
Profesor Víctor Manuel Castro Cosío, gobernador de Baja California Sur.
Maestro Alejandro Murat Hinojosa, gobernador de Oaxaca.
Capitán de Navío, Rodolfo Berezai-Martínez, agregado naval de Argentina en Estados Unidos de América y representante de del ministro de Argentina.
Ministro Florencio Marín, primer ministro de Defensa Nacional y Seguridad Fronteriza de Belice.
Contralmirante Ángel Eugenio Fonseca Donaire, comandante del Ejército de Nicaragua.
General de División, Xavier Buisson, comandante superior de las Fuerzas Armadas en la Guayana Francesa y representante de la Marina francesa.
Señor Javier May Rodríguez, secretario de Bienestar.
Ingeniera Rocío Nahle García, secretaria de Energía.
Vicealmirante Herbert José del Álamo Carrillo, jefe de Estado Mayor de la Marina de Guerra de Perú y representante del comandante de la Marina de Guerra del Perú.
Así como a los representantes de los medios de comunicación que nos acompañan, damas y caballeros sean cordialmente bienvenidos.
Es importante mencionar también la presencia de los embajadores de Belice, Cuba, Guatemala, Haití y Jamaica.
Para proseguir, escuchemos la reseña histórica de la creación de la Armada y del decreto de la Regencia Nacional para la creación del Ministerio de Guerra y Marina.
VOZ HOMBRE: Al ser firmada el acta en que se reconocía la independencia nacional, algunas tropas que aún pretendían la reconquista tomaron estratégicamente la fortaleza de San Juan de Ulúa en el puerto de Veracruz.
Una de las primeras acciones de la administración pública del México independiente fue la creación el 4 de octubre de 1821 de cuatro secretarías de Estado, entre las que se encontraba la de Guerra y Marina, a la cual se le asignaron los asuntos de guerra en mar y tierra, funciones encabezadas por su primer dirigente, el teniente de navío Antonio de Medina Miranda, acto con el que dio inicio a la historia de la Armada de México como cuerpo de guerra al servicio del Estado, destacando el hecho de que las tropas españolas acantonadas en San Juan de Ulúa continuaban siendo una amenaza, el gobierno decidió desarrollar una marina de guerra, fortaleciendo así a la Armada Nacional con la adquisición de la primera escuadrilla naval, conformada por dos goletas y nueve balandras cañoneras.
Debido a los bombardeos de las tropas invasoras al puerto de Veracruz, el 25 de septiembre de 1823 la Armada Nacional realizó un bloqueo a dichas fuerzas y al continuar estas recibiendo ayuda vía marítima desde Cuba, en 1824 se adquirió una segunda escuadrilla integrada por una fragata y dos bergantines.
Aunado a lo anterior, el 16 de agosto de 1825 el capitán de fragata, Pedro Sáinz de Baranda y Borreiro, fue nombrado jefe del departamento de Marina de Veracruz, quien reorganizó la escuadrilla naval y, gracias a su visión estratégica, permitió el bloqueo naval realizado por los buques de nuestra Armada entre el 5 y el 11 de octubre de ese año, mismo que provocó la retirada los bajeles foráneos, situación determinante para capitular San Juan de Ulúa el 23 de noviembre de 1825.
Al entregar dicha fortaleza las tropas nacionales izaron en ese recinto el pabellón nacional por primera vez, lo que significó la consolidación de la Independencia nacional.
Estos hechos permitieron que nuestra fuerza naval tuviera su primera intervención como Marina de Guerra.
A partir de ese momento, los marinos navales supimos que nuestra misión era, es y será servir a México, así lo han demostrado los hechos en los que ha participado nuestra Armada de México.
Doscientos años de honor, deber, lealtad y patriotismo al servicio de esta nación.
Hoy contamos con una Armada integral acorde a nuestros tiempos, capaz de seguir velando por nuestra soberanía, salvaguardar la vida humana en la mar y contribuir al desarrollo nacional para el bienestar de las familias mexicanas.
Doscientos años de la Armada de México en el mar, en el aire, en la tierra.
MODERADOR: Lectura del decreto de la Regencia Nacional para la creación del Ministerio de Guerra y Marina.
VOZ MUJER: Inspección general de caballería:
El excelentísimo señor ministro de Negocios y Relaciones Interiores y Exteriores, don Manuel de Herrera, me dice en oficio 6 del 6 presente lo que sigue.
El excelentísimo señor don Manuel Velázquez de León, individuo de la Regencia del Imperio, me dice con fecha 4 del corriente lo que copio:
Excelentísimo señor, con esta fecha ha tenido a bien expedir y transcribirme la regencia de imperio gobernadora interina por parte del emperador el decreto siguiente.
La Regencia del Imperio Mexicano, gobernadora interina por falta del emperador, considerando la urgente necesidad en que se haya de elegir prontamente ministros idóneos y beneméritos para que puedan dar su debido curso a los negocios que quedaron pendientes en el anterior gobierno y a los que en gran número ha empezado a ocurrir y hallándose muy bien instruida a las circunstancias que deben reunirse para el cabal desempeño de tan delicados destinos, ha tenido a bien elegir y nombrar como efectivamente elige y nombra:
Para la Secretaría de Negocios y Relaciones Interiores y Exteriores a don Manuel Herrera, para la de Justicia y de Negocios Eclesiásticos a don José Domínguez, para la de Guerra con encargo de la Marina a don Antonio de Medina y para la de Hacienda a don Rafael Pérez Maldonado.
Por concurrir en todas las cualidades que se requieren para su desempeño, tendré lo entendido y lo comunicareis a los interesados para su noticia y demás efectos consiguientes.
México, 4 de octubre de 1821.
Primero de la Independencia de este imperio, Agustín de Iturbide, presidente, Manuel de la Bárcena, José Isidro Yáñez, Manuel Velázquez de León, y lo traslado a vuestra excelencia con mucha satisfacción mía para su noticia y que lo comunique a quién corresponda su inteligencia.
Dios guarde vuestra excelencia muchos años.
México, 4 de octubre de 1821.
Primerio de la Independencia de este imperio, excelentísimo señor Manuel Velázquez de León, excelentísimo señor don José Manuel Herrera y lo participó a vuestra señoría para que entendido de ese nombramiento se sirva por su parte comunicarlo a quien corresponda, y lo transcribo a usted para su conocimiento y el de los individuos del regimiento con mando.
Dios guarde a usted muchos años.
México, octubre 8 de 1821.
El Marqués de Vivanco.
MODERADOR: A continuación, se entregará al presidente de los Estados Unidos Mexicanos, licenciado Andrés Manuel López Obrador, el facsímil del decreto de la Regencia Nacional para la creación del Ministerio de Guerra y Marina, y de una réplica de la Goleta Iguala por parte de cadetes de la Heroica Escuela Naval Militar.
(ENTREGA DE DECRETO)
MODERADOR: Para proseguir con esta ceremonia, se proyectará el video documental 200 Años de la Armada de México con el acompañamiento de la Marcha Bicentenario de la Armada de México, interpretada por la Banda Sinfónica de la institución.
(PROYECCIÓN DE VIDEO)
MODERADOR: Enseguida, el Almirante José Rafael Ojeda Durán, secretario de Marina hará uso de la palabra.
RAFAEL OJEDA DURÁN, SECRETARIO DE MARINA: La grandeza de México no tiene límites, porque sencillamente es proporcional a la de nuestro pueblo, a la de cada mexicana y mexicano y a su amor por esta tierra.
El México de hoy es resultado de valiosos pasajes históricos que hoy nos definen como nación, cada uno revertido de una singular importancia que trasciende en el tiempo.
Así, juntos somos cultura, historia, tradición y gloria, somos 700 años de la fundación de México-Tenochtitlán, 500 años de resistencia indígena, 200 años de la consumación de la independencia, somos dos siglos de una Armada que nació para servir a México.
Licenciado Andrés Manuel López Obrador, presidente constitucional de los Estados Unidos Mexicanos y comandante supremo de las Fuerzas Armadas.
Doctora Beatriz Gutiérrez Mueller, esposa del señor presidente.
Senadora Olga Sánchez Cordero, presidenta de la Mesa Directiva de la Honorable Cámara de Senadores.
Diputado Sergio Carlos Gutiérrez Luna, presidente de la Mesa Directiva de la Honorable Cámara de Diputados.
Excelentísimo señor Óscar Arnold, embajador extraordinario y plenipotenciario de Belice en México.
Excelentísimo señor Pedro Nuño Mosquera, embajador extraordinario y plenipotenciario de Cuba en México.
Excelentísimo señor Mario Búcaro Flores, embajador extraordinario y plenipotenciario de Guatemala en México.
Excelentísimo señor Hugues Monplaisir Féquiére, embajador extraordinario y plenipotenciario de Haití en México.
Excelentísima señora Sharon Saunders, embajadora extraordinaria y plenipotenciaria de Jamaica en México.
Coronel Roberto Eduardo Berazay Martínez, representante de la Armada Argentina.
Honorable Florencio Marín, ministro de Defensa y Seguridad Fronteriza de Belice.
General de Brigada, Henry Bernardo Matus Flores, inspector general del ejército de Guatemala.
General de división Javier Buisson, comandante superior de las fuerzas armadas del departamento de Guayana Francesa de Francia.
Contraalmirante José Jorge Fortín Aguilar, comandante general de la Fuerza Naval de Honduras.
Contralmirante Ángel Eugenio Fonseca Donaire, jefe de la fuerza naval del ejército de Nicaragua.
Vicealmirante Herbert José del Álamo Carrillo, jefe del Estado Mayor General de la Marina de Guerra del Perú.
Autoridades y agregados militares navales y aéreos de los hermanos países de Argentina, Brasil, Ecuador, España, Estados Unidos de América, Francia, Guatemala, Israel, Italia, Japón, Perú, Polonia, Uruguay y Venezuela.
Compañeras y compañeros del gabinete del Gobierno de México.
Autoridades de los tres órdenes de gobierno.
Ingeniero Cuitláhuac García Jiménez, gobernador del estado de Veracruz.
Profesor Víctor Manuel Castro Cosío, gobernado constitucional del estado de Baja California Sur.
Maestro Ricardo Sánchez Beruben, coordinador general estratégico de Seguridad de Jalisco representando al gobernador del estado.
Maestro Alejandro Murat Hinojosa, gobernador del estado de Oaxaca.
Personal militar y naval en activo y en la honrosa situación de retiro de las Fuerzas Armadas mexicanas.
Estimadas ciudadanas, ciudadanos.
Invitados especiales y familias veracruzanas.
Representantes de los medios de comunicación.
Muy querido México:
La historia de nuestra Armada se encuentra ligada indisolublemente con el pasado de nuestro país y con su privilegiada posición geográfica.
Un recuento histórico que, si bien tiene un origen primario en la época prehispánica con un preponderante papel del mar en algunas culturas como institución, ve su surgimiento hacia inicios del siglo XIX.
Luego de 11 años de una cruenta lucha por la emancipación de nuestro país, con la entrada del Ejército Trigarante a la Ciudad de México en septiembre de 1821 se firmó el acta en la que era reconocida nuestra independencia, aunque el deseo de reconquista aún permanecía latente, por lo que era un imperativo contar con una nueva organización de gobierno y defensa que lo impidiera.
Una de las primeras decisiones de la incipiente nación fue la creación de cuatro ministerios el 4 de octubre de 1821, uno de ellos el ministerio de Guerra y Marina bajo esa designación da inicio a la historia de la Armada de México como cuerpo de guerra del Estado mexicano.
Agustín de Iturbide, como presidente de la Junta Gobernativa, sabía que podría existir un intento de reconquista y este se daría, no por alguna frontera terrestre, sino por algún puerto marítimo, como este puerto histórico en el cual nos encontramos el día de hoy. Por ello no es menor que el primer ministro de Guerra y Marina fuese el teniente de navío Antonio de Medina Miranda.
Desde entonces, las hazañas más conocidas en favor de la patria de las y los marinos navales las podemos recordar cada 23 de noviembre y 21 de abril en el calendario nacional.
Sin embargo, la consolidación de nuestra independencia en 1825, a manos de la Marina de Guerra, al expulsar el último reducto español en este recinto de San Juan de Ulúa, así como la heroica defensa del puerto de Veracruz ante la invasión estadounidense en 1914 no han sido los únicos momentos en que nuestra noble institución ha actuado con valentía y determinación por la defensa de la soberanía nacional y del bienestar de su pueblo, toda vez que la Armada de México ha sido, es y será fortaleza, entrega y solidaridad siempre presente en el mar.
Entre 1826 y 1828 México proyectó su poder naval en la ruta comercial cubana con el objetivo de evitar la reconquista española, años en los que la escuadrilla mexicana, al mando del comodoro David Porter, apresó y destruyó más de una veintena de embarcaciones enemigas.
De 1832 a 1834 la Armada combatió las rebeliones secesionistas en Tabasco y Yucatán en favor de la unidad nacional.
Entre 1835 y 1837 se defendió la soberanía nacional ante el intento de la emancipación de Texas con la participación de los capitanes Francisco de Paula López, Blas Godínez Brito y José María Machín.
En 1838 se llevó a cabo la defensa naval en los baluartes interior y exterior de la fortaleza de San Juan de Ulúa ante el bombardeo francés.
En 1843 se logró el triunfo en la batalla naval en Campeche ante la retirada de la escuadra naval texana.
En 1846 tropas navales, al mando del capitán de navío Tomás Marín, impidieron el segundo intento de desembarco en Alvarado, Veracruz, por parte las tropas estadounidenses.
Entre 1846 y 1847 respectivamente se efectuó la defensa naval de Baja California Sur y Veracruz ante la invasión estadounidense .
El comodoro Manuel Azueta Perillos, la flota del Golfo, los cadetes y el personal de la Escuela Naval Militar demostraron su lealtad y rectitud ante el gobierno legítimo de Francisco I. Madero en 1912 al sofocar la insurrección del general Félix Díaz en Veracruz.
Durante la Segunda Guerra Mundial la Armada participó en favor de la causa aliada ante el cobarde hundimiento de los buques Potrero del Llano y Faja de Oro, y posterior pérdida de los heroicos buques Tuxpan, Las Choapas, Oaxaca, Amatlán y Juan Casiano.
En la época actual se ha tenido una participación activa en ejercicios multinacionales desde el 2002 para capacitación del personal naval en pro de la soberanía nacional y los retos que enfrenta la región.
Desde 1982 nuestro embajador y caballero de los mares, el querido buque escuela Cuauhtémoc ha realizado 41 viajes de instrucción y visitado 215 puertos de 62 países, que equivale a darle la vuelta al mundo 36 veces sobre el Ecuador, llevando con él un mensaje de paz y buena voluntad del pueblo mexicano con el mundo por más de 39 años.
En el aire, en 1914 se participó en la batalla aeronaval de Topolobampo en favor de las fuerzas constitucionalistas durante la Revolución mexicana.
Hacia 1917 se llevaron a cabo los primeros intentos en la construcción de un hidroplano en Veracruz, cuyos vuelos de prueba se realizaron justamente aquí en San Juan de Ulúa un año después.
Se creó la Escuela de Aviación Naval en 1943.
En 1958 la Armada de México se convirtió en la primera institución nacional en utilizar helicópteros para realizar operaciones de búsqueda, salvamento, reconocimiento de apoyo a la población civil en casos y zonas de desastre.
En 1959 fue creado el primer escuadrón de búsqueda y salvamento en Veracruz.
En 1999 esta institución tuvo el privilegio de contar con la primer mujer piloto aviador de las Fuerzas Armadas mexicanas.
En la tierra el primer batallón de infantería de Marina se concibió en 1821 para salvaguardar las costas veracruzanas.
En 1829, con el apoyo de la Armada de México en el transporte y desembarco de tropas, se puso fin al intento de reconquista española en Veracruz.
Se defendió en 1846 a San Juan Bautista, hoy Villahermosa, Tabasco, por tropas de Infantería de Marina ante una escuadra estadounidense.
Durante la Guerra de Reforma el gobierno liberal formó la Guardia Nacional de Marina, misma que en 1860 defendió sus posiciones en Veracruz en favor del gobierno juarista, combatiendo a buques enemigos.
En 1863, ante la invasión francesa, se participó en la defensa del baluarte de San Javier en el sitio de Puebla.
Durante la Decena Trágica, en 1813, se llevó a cabo la defensa del gobierno legítimo maderista en Palacio Nacional con el capitán de corbeta Adolfo Bassó.
En nuestros días, desde 2015 se ha participado en operaciones de mantenimiento de la paz de la Organización de las Naciones Unidas.
De manera especial durante la historia de nuestra institución se ha priorizado la salvaguarda de la vida humana en la mar y el apoyo a la población civil en casos de desastres y ayuda humanitaria, brindando apoyo y auxilio en los momentos más apremiantes mediante el hoy conocido Plan Marina.
Desde aquellos emblemáticos huracanes del siglo pasado, como Hilda, Beulah o Liza, hasta los sismos de 1985 y 2017, entre otros fenómenos naturales, así como la reciente pandemia causada por la enfermedad del COVID-19, la Armada de México ha dado muestras de su gran amor por esta tierra, proporcionando asistencia médica, despensas, alimentos, agua, alojamiento, albergue y traslado a millones de mexicanos en cada una de las 32 entidades federativas de la nación.
Sentimientos que han ido más allá de nuestras fronteras en países como Bahamas, Belice, Chile, Cuba, Ecuador, El Salvador, Estados Unidos de América, Guatemala, Haití, Honduras, Indonesia, Nicaragua y Perú, entre otros, haciendo patente la hermandad del pueblo mexicano internacionalmente.
Cada noble acto que ha contado con la participación de la Armada de México habla por sí mismo. Se trata de dos siglos de una entrega absoluta por conservar la libertad y la soberanía de la patria, velando por su paz y su bienestar.
Esta continuidad en el tiempo durante dos siglos es lo que somos hoy en día. Experiencia de 200 años que también nos ha conducido a profesionalizarnos y avanzar, fortaleciendo cada una de las áreas en las que incursionamos.
Un actuar basado en valores que nos definen y que también nos han permitido mantener el lado humano adaptándose a las circunstancias y contextos coyunturales.
A dos siglos de servir a México:
Somos honor, porque nos conducimos con rectitud e integridad.
Somos deber, porque mantenemos intacta nuestra responsabilidad con esta nación.
Somos lealtad, porque nuestra fidelidad con el pueblo de México no conoce límites.
Somos patriotismo, porque cuidamos el corazón de nuestra patria.
Señor presidente.
Muy estimada ciudadanía.
Señoras y señores:
Gracias por su honorable presencia hoy aquí y por la de cada uno de quienes nos acompañan, muy especialmente a los representantes de las naciones hermanas que se han dado cita en esta singular conmemoración.
Nuestro agradecimiento por tan grande muestra de camaradería y fraternidad, sobre todo porque este es un evento en el que, amén de celebrar el 200 aniversario de la Armada de México, exaltamos el valor de la independencia, de la libertad y de la soberanía alcanzadas por nuestra patria, luego de un devenir histórico de grandes dimensiones que debe sus triunfos a los ideales de ilustres mexicanos y mexicanas, así como de las instituciones que congregaron tan nobles aspiraciones.
Desde su génesis, nuestra institución estuvo destinada a contribuir con las grandes causas de la nación y así lo ha hecho con una legítima y honesta vocación de servicio.
Por dos siglos hemos constituido el escudo de la nación, cumpliendo ininterrumpidamente con nuestra misión de garantizar el ejercicio de la soberanía nacional en el mar, contribuir a preservar la integridad del territorio y mantener el orden constitucional en el Estado mexicano, además de salvaguardar la vida humana en la mar y brindar apoyo a la población civil en casos y zonas de desastres.
Hemos sabido navegar con el tiempo, modernizando nuestros procesos, aspirando con ello a la vanguardia, fortaleciendo día a día nuestras capacidades de respuesta operativa, sin olvidar que nuestros origines se encuentran vinculados directamente con los ideales, los anhelos y sobre todo con la voluntad de cada mexicana y cada mexicano.
Esta fecha tan significativa nos congratula de ser una armada bicentenaria, una de las instituciones más antiguas y sólidas de la nación, reconociendo la plausible labor de cada marino naval que durante este tiempo ha contribuido con su esfuerzo, profesionalismo y entrega a su fortalecimiento.
Cada singladura navegada es símbolo de nuestro gran amor por México, sentimiento que ha sido germinado haciéndonos merecedores de la mayor recompensa que pueda existir: el cariño, el respeto, la solidaridad, el apoyo y la confianza de cada ciudadano de este país.
Desde aquel 4 de octubre de 1821 la promesa se ha mantenido intacta: ser una armada del pueblo, para el pueblo y con el pueblo. Hoy refrendamos este juramento, pues para las y los marinos navales nuestra patria lo es todo, en ella depositamos la fuerza moral que nos sostiene.
Dos siglos de navegar sirviendo a la patria.
Armada de México.
Gracias.
MODERADOR: Escuchemos a continuación el mensaje del licenciado Andrés Manuel López Obrador, presidente de los Estados Unidos Mexicanos.
PRESIDENTE ANDRÉS MANUEL LÓPEZ OBRADOR: Amigas, amigos.
Ingeniero Cuitláhuac García Jiménez, gobernador constitucional del estado de Veracruz.
Almirante José Rafael Ojeda Durán, secretario de Marina.
General Luis Cresencio Sandoval González, secretario de la Defensa Nacional.
Autoridades civiles, militares.
Representantes de los poderes.
Invitados de los países hermanos:
Dicen los literatos que no hay texto sin contexto y esto mismo vale para explicar cómo suceden los hechos históricos, como el que celebramos el día de hoy, dedicado a conmemorar los 200 años de la creación de la Armada de México.
Como sabemos, en la madrugada del 16 de septiembre de 1810 el cura Hidalgo inició el movimiento de Independencia nacional. Este proceso de lucha, caracterizado por el sacrificio y el patriotismo de muchos mexicanos, se consuma formalmente 11 años después, cuando el 27 de septiembre de 1821 entra triunfante a la Ciudad de México el Ejército Trigarante, encabezado por Agustín de Iturbide y al día siguiente se firma el Acta de Independencia del Imperio Mexicano.
Seis días después, el 4 de octubre de ese año, la Junta Provisional expidió la circular para crear cuatro secretarías que se harían cargo de los asuntos del gobierno: la Secretaría de Negocios y Relaciones Interiores y Exteriores, la de Justicia y Negocios Eclesiásticos, la de Hacienda, así como la Secretaría de Guerra para atender asuntos pertenecientes a las armas de mar y tierra.
Muy poco después de consumada formalmente la independencia, surgieron los enfrentamientos entre las filas de quienes se habían aliado para poner fin a los 300 años de dominación colonial. Ténganse en cuenta que la nueva vida política de la nación mexicana comenzó con el absurdo de coronar a Iturbide al adoptarse como forma de gobierno la monarquía constitucional moderada.
Pronto, el enfrentamiento entre Iturbide y el mismo Congreso, que le había puesto la diadema imperial, permitió la primera aparición de importancia en la escena política del general originario de este estado, Antonio López de Santa Anna, antiguo oficial realista, que se pronunció el 1º de enero de 1823 aquí en Veracruz por la república, siendo secundado por otros militares, hasta hacer que Iturbide abdicara a la corona y al mando.
Reunido el nuevo Congreso Nacional después de la caída de Iturbide, se adopta la forma de gobierno federal y se promulga la Constitución de 1824, que es sin duda un triunfo de la corriente liberal.
Entre otras cosas, la Constitución definió la distribución del poder público en las antiguas provincias convertidas en estados; estableció la división de poderes; reconoció la igualdad ante la ley de todos los ciudadanos; protegió la libertad de imprenta; impidió la reelección del presidente de la República en periodos consecutivos; estipuló la condición de reunir la mayoría absoluta de los votos de las legislaturas estatales para elegir presidente y vicepresidente del Poder Ejecutivo de la nación; y facultó al Congreso general para la formación de reglamentos con objeto de organizar, armar y disciplinar la milicia local de los estados.
El primer presidente constitucional de la República fue Guadalupe Victoria, quien pudo terminar su periodo de gobierno, algo que no sucedería después, durante mucho tiempo. Terminó el primer presidente su periodo de 1824 a 1829, aun sorteando numerosos problemas.
Su política interior buscó ser conciliadora integrando a su gabinete a personajes de todos los bandos políticos, a pesar de lo cual tuvo que enfrentar las discordias surgidas entre las dos principales logias masónicas que en aquellos tiempos funcionaban como verdaderos partidos políticos: la de yorquinos y la de los escoceses, una liberal y otra conservadora.
Pero su mayor dolor de cabeza provino de los intentos de reconquista de España. Téngase presente que en febrero de 1822 las cortes españolas habían desconocido los Tratados de Córdoba y en consecuencia la Independencia de México.
Esto condujo a permanentes intentos de desembarcos militares y a tomas y bloqueos de puertos, como sucedió con la ocupación española de esta fortaleza de San Juan de Ulúa aquí en Veracruz, en los años de 1824 y 1825.
En ese entonces la expulsión de los peninsulares la llevó a cabo, como se ha dicho, el capitán de fragata Pedro Sainz de Baranda; sin embargo, los intentos de reconquista continuaron en toda la costa del golfo de México. Y así, resistiendo los embates de esta piratería extranjera, se fue consolidando la Marina de Guerra y la Armada de México.
Es importante considerar que, a diferencia de las fuerzas de tierra al servicio del poder colonial, las navales no se decantaron por la causa independentista y que, al contrario, combatieron hasta el último momento a los insurgentes. Así pues, la nación independiente tuvo que dotarse de sus propios recursos para la defensa marítima y construir una fuerza naval desde cero.
En 1823 José Joaquín de Herrera, nacido en Xalapa, Veracruz, y quien era por entonces secretario de Guerra y Marina, logró que el Congreso autorizara fondos para adquirir embarcaciones militares, a fin de bloquear a los españoles que mantenían tomado San Juan de Ulúa.
Está demostrado que, a pesar de la independencia, los españoles seguían manteniendo mucha influencia en la vida pública y en la economía de nuestro país. Todo ello llevó a que poco a poco se fuese creando un sentimiento antiespañol, que condujo a la aprobación de dos leyes de expulsión, expedidas por el Congreso General, una el 20 de diciembre de 1827 y la otra el 20 de marzo de 1829.
Para tener una idea más clara de los efectos producidos por la aplicación de estas dos leyes es necesario señalar que en diciembre de 1827 había en el país seis mil 610 peninsulares y que para diciembre de 1829 únicamente residían dos mil 181.
Asimismo, habría que agregar que la expulsión de los españoles de México se hizo acompañar de la fuga de capitales. Lucas Alamán sostenía que por la expulsión habían partido de México 12 millones de pesos en plata. A decir de don Jesús Reyes Heroles, otro distinguido veracruzano, desde la perspectiva económica la expulsión de los españoles significó quebrantar el núcleo económico que podía haber dado lugar a la formación de una oligarquía, base indispensable para la edificación de un Estado nacional.
Pero si bien es cierto que la consolidación de la oligarquía era indispensable para el surgimiento del nuevo Estado, también lo es que la expulsión de los españoles, y con ello la fuga de capitales, debe entenderse como el último acto del proceso de descolonización iniciado en 1810. En otras palabras, este hecho representa la culminación del periodo de dependencia económica colonial iniciado 300 años atrás.
Dicho sea de paso, la creación de la oligarquía que planteaba don Jesús Reyes Heroles y que requería México, según su concepción, para construir un Estado nacional, se llevó a cabo precisamente luego de la expulsión de los españoles, cuando quedó sólo y al descubierto el gran poderío del clero con sus latifundios que los liberales ofrecieron a los propietarios laicos, y así se creó un núcleo de propietarios que apoyaron a los liberales, pues se beneficiaron con la ley de nacionalización de los bienes del clero.
El presidente Juárez, que fue el artífice de esta estrategia política, por cierto, estuvo preso aquí, cuando era cárcel San Juan de Ulúa, durante el santannismo en 1853.
Y seis años después, para valorar la importancia que tiene Veracruz en la historia de México, seis años después, en 1859, desde este puerto, Juárez dio a conocer las históricas leyes de Reforma.
Regresando al relato sobre la independencia, uno de los últimos acontecimientos del movimiento antiespañol se presenta cuatro meses después de la segunda ley de expulsión, cuando el 27 de julio de 1829 desembarca en Tampico una fuerza expedicionaria de tres mil 500 invasores enviados por Madrid con la intención de reconquistar México. El comandante de la expedición, Isidro Barradas, lanzó una proclama en la que manifestaba que en nombre del rey de España habría recobrado parte de la colonia del virreinato de México.
Para combatir a los invasores se apersonó el siempre oportuno Antonio López de Santa Anna, quien había vuelto a ocupar el cargo de gobernador de Veracruz. Sin contar siquiera con autorización oficial, se puso en marcha hacia Tampico con un ejército de dos mil hombres; antes de llegar al lugar de la invasión, se unió al general Manuel Mier y Terán.
Después de algún tiempo, con pequeñas escaramuzas magnificadas después por el propio Santa Anna, pero principalmente debido al mal clima y a las enfermedades que diezmaron a las tropas invasoras, así como la confirmación de Barradas de que no recibiría refuerzos provenientes de Cuba, ambos militares mexicanos lograron hacer capitular a la expedición invasora el 11 de septiembre de 1829.
En la capital del país el fracaso de la invasión produjo un ambiente de patriotismo y de unidad nacional, de modo que, al darse a conocer la noticia del triunfo de Santa Anna sobre las fuerzas invasoras, el regocijo se extendió por todas partes y se celebró la victoria. Santa Anna se hizo extraordinariamente popular y su hazaña lo empujó al primer lugar de la escena política.
Según un historiador, Santa Anna, que durante tanto tiempo había ambicionado sobresalir en la nación, recibió al fin los halagos y la gratitud del país, reconocido como vencedor o héroe de Tampico, fue ascendido a general de división y declarado Benemérito de la Patria.
Los estados de Jalisco y Zacatecas le confirieron la ciudadanía adoptiva y más tarde se le concedieron medallas, sables de honor y otros tributos.
A manera de conclusión, este triunfo para afianzar nuestra Independencia marca también el inicio del país de un solo hombre. Todo el siglo XIX, México fue país de dos personalidades, de dos hombres, de dos hombres fuertes: Antonio López de Santa Anna y Porfirio Díaz. Santa Anna 11 veces presidente de México, Porfirio Díaz 34 años en el poder.
País de un solo hombre, como llamó a la tiranía santannista el maestro que hoy recordamos con cariño, Enrique González Pedrero.
Estos episodios subrayan también la importancia que ha tenido siempre Veracruz en nuestra historia y su entrañable vinculación con la Armada de México. Este puerto ha sido siempre glorioso y cuatro veces heroico.
Lo fue, como ya lo vimos, en 1825, cuando se expulsó a los españoles de este fuerte de San Juan de Ulúa.
También se le reconoce porque aquí el pueblo, los soldados y marinos de México enfrentaron con valentía la primera invasión del ejército francés en 1838.
Lo mismo sucedió durante la Guerra de Intervención en 1847, cuando Estados Unidos nos dio ese gran zarpazo, nos arrebató más de la mitad de nuestro territorio.
Y también es heroico el puerto de Veracruz porque en 1914, cuando las tropas de ese mismo país nos invadieron aquí en Veracruz, ofrecieron su vida por defender a la patria muchos ciudadanos y marinos, siempre recordados con amor, con respeto, con admiración, como el cadete Virgilio Uribe y el teniente de artillería José Azueta.
El 31 de diciembre de 1940 se creó la Secretaría de Marina, institución que tiene a su cargo desde entonces la operación de la Armada de México. El primer secretario fue el ilustre veracruzano, general revolucionario, Heriberto Jara Corona.
Nuestros soldados del mar conforman un agrupamiento que no tiene un carácter ofensivo y que no ha participado nunca en incursiones contra otros países. Sus misiones históricas principales han sido garantizar, junto con el Ejército y la Fuerza Aérea, la integridad territorial y la seguridad nacional e interior de México, garantizar el cumplimiento del derecho nacional e internacional de las aguas en nuestro mar territorial y nuestra zona económica exclusiva, auxiliar a la población en casos de desgracia, vigilar las islas de la nación, dirigir la industria naval, realizar acciones de búsqueda y rescate marítimo y producir información meteorológica e hidrológica.
En estos años ha brindado al país otros servicios inestimables muy importantes, como su participación en la conformación de la Guardia Nacional, en la administración de los puertos, en el combate al contrabando, en la lucha contra la pandemia del COVID-19, el apoyo a la Campaña Nacional de Vacunación, la ayuda a los afectados por los recientes fenómenos meteorológicos con el Plan Marina, la administración y vigilancia del Corredor Interoceánico del Istmo de Tehuantepec y la limpieza de sargazo en el mar Caribe.
En suma, la Secretaría de Marina Armada de México está al servicio de la nación, del pueblo, del desarrollo y del bienestar, y expreso por ello mi reconocimiento a todos los integrantes de esta institución fundamental del Estado mexicano.
Y a nuestros paisanos, faltaba más, reconocer aquí a nuestro paisano, faltaba más, también veracruzano, el almirante secretario Rafael Ojeda Durán, secretario de Marina.
¡Que viva la Armada de México!
¡Que viva la Independencia!
¡Que viva Veracruz!
¡Viva México!
¡Viva México!
¡Viva México!
MODERADOR: Lo invitamos a ver la proyección del videomapping Bicentenario de la Armada de México, acompañados por la obra titulada Gesta heroica. Esperamos que lo disfruten.
(VIDEOMAPPING)
MODERADOR: Guiados por sus manejadores caninos, se aproximan al estrado dos de los elementos caninos de la Secretaría de Marina: África y Frida, de la raza labrador.
Esta última perteneció al grupo de perros operativos de la institución a lo largo de nueve años, desempeñando misiones de búsqueda y rescate, y que en junio de 2019 pasó a situación de retiro.
Por su parte, África representa la nueva generación de canes que sirven a México desde las filas de la institución.
Frida y África participan en esta ceremonia alusiva a los 200 años de la creación de la Armada de México, ya que representan una parte fundamental de nuestra historia y de nuestro futuro.
Acto seguido, se proyectará un video con la reseña de los eventos conmemorativos, procesos y personajes históricos de México.
(PROYECCIÓN DE VIDEO)
MODERADOR: Se invita a todos los presentes a ponerse de pie para entonar las gloriosas estrofas del Himno Nacional Mexicano.
(HIMNO NACIONAL MEXICANO)
MODERADOR: Con lo anterior se da por finalizado este magno evento, agradeciendo la asistencia de todos los presentes, misma que engalanó y dio mayor realce a la ceremonia conmemorativa a los 200 años de la Armada de México.
Fuente: https://www.gob.mx/presidencia/articulos/version-estenografica-armada-de-mexico-200-anos?idiom=es